A todos se nos
olvidan las cosas, pero, ¿y si un bicho con muchas patas nos ayudara
a recordarlo todo? El
Memoriápodo es una novela de Ana María Romero Yebra,
incluida en la colección Lectura Comprensiva compuesta por
libros de diversos autores que ayuda a trabajar las habilidades
lectoras en los diversos ciclos de la Educación Primaria.
En ella nos cuenta
la historia de Santi, un niño muy despistado y que no va nada bien
en la escuela: se le olvida todo, desde las cosas de clase hasta lo
que su madre le pide. Un día, jugando al fútbol, descubre un bicho
que se hace llamar Memoriápodo y que le dice que viene a ayudarlo
con la memoria, ya que, dependiendo de qué patita le tire, puede
decirle información sobre distintos temas, como matemáticas,
lengua, sociales, etc. Lo ayuda así con los exámenes, aunque
haciendo algo de trampa, y poco a poco consigue ir mejor en la
escuela.
Todos están muy
contentos con él, pero un día, después de un partido, su madre
mete la chaqueta, donde lleva al bicho, en la lavadora. ¡Menudo
susto! Aunque Santi consigue salvar a Memor de morir dando
vueltas. Sin embargo, después de eso le cuesta mucho recuperarse y
se le mezclan los temas, así que debe ayudarle a recuperar la
información leyéndosela en voz alta una y otra vez. A pesar de sus
esfuerzos, Memor sigue fallando, pero no pasa nada, porque
Santi se enfrenta solo a un examen, ¡y no se le da nada mal! Ya no
necesita al Memoriápodo y este se va a ayudar a otra persona.
Con esta divertida
historia se abordan los problemas en la escuela por falta de
atención y concentración,las malas notas y la falta
de confianza en las propias capacidades. Ilustrada con dibujos
relacionados con momentos del texto, enseña a pedir ayuda cuando
vamos mal en la escuela, así como lo importante que es que los
jóvenes aprendan a estudiar para que no se queden rezagados en los
estudios.
El
Memoriápodo es una interesante novela sobre la
constancia y la responsabilidad, así como la necesidad de
enseñar a los jóvenes la cultura del esfuerzo y la
autosuperación, pero también la de pedir ayuda cuando los
estudios se hacen cuesta arriba. No todos tenemos un Memoriápodo,
pero sí tenemos a gente en las escuelas dispuestos a ayudarnos en
todas las etapas del camino.
Hace un año salía
un interesante artículo sobre lo poco que nos afectaría el cambio
de hora en pleno confinamiento. El título rezaba «A las dos serán
las tres, y dará igual», ya que estábamos encerrados en casa y
adelantar las manecillas no iba a suponer un gran impacto en nuestra
rutina. Sin embargo, desde ya hace algún tiempo el reloj
analógico se ha visto envuelto en una curiosa polémica:
algunas escuelas los están retirando de las aulas, porque los niños,
acostumbrados a los relojes digitales, ya no saben leer bien las
manecillas del reloj y se ponen nerviosos durante los exámenes.
Esta noticia tuvo
algunos apoyos, pero también muchos detractores. Y no es para menos.
Estamos abocados, queramos o no, a depender cada vez más de las
nuevas tecnologías, pero ello no quita que conocimientos como leer
un reloj de manecillas deban dejar de impartirse o, en todo caso,
reforzarse para que los más pequeños adquieran estas habilidades.
No solo porque los relojes analógicos pueblan películas, imágenes
históricas y son de gran ayuda para comprender otros dispositivos
con manecillas; enseñar a leer las horas pueda dar pie a ampliar
el conocimiento en otras áreas de la educación de los más
pequeños.
Hay infinidad de
ejemplos, aparte del obvio: saber leer un reloj sigue siendo práctico
y, si deja de serlo, será un conocimiento indispensable para
entender, por ejemplo, nuestro pasado más inmediato o numerosas
expresiones del lenguaje coloquial. En definitiva, es y seguirá
siendo un conocimiento enriquecedor para las nuevas generaciones.
Aquí os dejamos
algunos ejemplos de todo lo que puede dar de sí enseñarle a los más
pequeños a leer relojes “de toda la vida”:
¡Matemáticas!
No solo porque entra dentro del temario a impartir, sino porque
pueden plantearse problemas que incluyan el cálculo de horas,
minutos y segundos, pero también de días, semanas, meses, años…
Entender el reloj analógico es fundamental para entender el tiempo
y cómo medirlo en diferentes escalas.
¡Ciencias
naturales! ¿Por qué se cambia de hora? ¿Qué tiene que ver el
movimiento de traslación de la Tierra? ¿Qué diferencias hay entre
el hemisferio norte y sur? ¿Por qué cambiamos de estación? ¿Por
qué no hay la misma luz a la misma hora en verano que en invierno?
¿Qué sucede en otras partes del mundo?
¡También da
para unas lecciones de historia! ¿Sabes que los romanos ya
cambiaban de hora dependiendo del momento del año en el que
estuvieran?
¡Geografía!
¿Qué países entran dentro de qué husos horarios y qué
excepciones hay?
¡A practicar
la redacción y la imaginación! Pongámoslos a imaginar:
¿qué podrían hacer con una hora más al día? ¿A dónde va esa
hora “perdida” que provoca el cambio de hora?
Educación
ambiental: ¿Qué impacto tiene en el planeta y los recursos
retrasar o adelantar el reloj? ¿Cómo podemos ahorrar energía?
¡Manualidades!
Ayudarles a construir un reloj con manecillas les ayudará a
entender mejor este instrumento y a fijarse en cómo se mueven y se
leen en diferentes posiciones.
Crecimiento
personal. Desarrollar habilidades requiere tiempo y saber leerlo
es también aprender a controlarlo y gestionarlo, por ejemplo, para
dedicar un ratito a todo tipo de actividades enriquecedoras.
Como veis, las horas
dan mucho juego para ampliar todo tipo de conocimientos. Por ello es
necesario enseñar a leer el reloj analógico, aunque parezca que
tenga “las horas contadas”. ¡El saber no ocupa lugar! ¡Puedes
consultar aquí nuestro cuadernillo de matemáticas
dedicado al reloj!
¿Se os ocurre
alguna actividad que no hayamos mencionado?
Aprenderse el
abecedario y cómo se articulan las sílabas son los primeros pasos
para aprender a leer y escribir, pero la tarea empieza a volverse
algo más difícil cuando llegamos a las complejidades de cada
lengua. En el español contamos con varios desajustes entre
pronunciación y escritura que puede suponer un reto para los
lectores incipientes.
En este post os
hablamos de las grafías homófonas, que son aquellas que,
aunque pronunciándose igual, se escriben diferente dependiendo de la
palabra en la que se insertan, otorgándole un significado u otro.
Por ejemplo, no es lo mismo “baca” con “b” que “vaca” con
“v”.
¿Y cómo les
enseñamos a los niños estas diferencias entre las grafías
homófonas? Existen diversos ejercicios que inciden en estas
particularidades, aunque hoy os proponemos reforzar estas grafías a
través de cuentos.
Es por ello que os
hemos preparado una selección de cuentos que repasan las grafías
que más problemas causan a los peques. La hemos extraído de nuestra
colección El abecedario fantástico, escrita por Mercé
Viana, compuesta por treinta y dos cuentos donde se repasan y maduran
las posibles malas interpretaciones de las letras de forma
individualizada.
Estos cuentos están
escritos con dos tipografías: cursiva e imprenta, y cada
cuento está pensado para reunir aquellas palabras que contengan la
letra a trabajar en cada caso, pintada en rojo para que la
identifiquen sin problemas en cada una de las dos tipografías.
Además, se acompaña el texto con ilustraciones de colores y
texturas para que no pierdan detalle de la historia. Al final de
cada cuento se incluyen unas sencillas actividades de comprensión
lectora.
¡Aquí os los reseñamos
brevemente en conjuntos de grafías homófonas!
LA “B” Y LA
“V”
2.
Barbadillo, el brujo peludillo (Reconocemos la “b”).
Barbadillo es un brujo que se muda a un nuevo lugar, pero es un poco
extraño y la gente le tiene un poco de miedo. Con esta bella
historia repasarán la letra “b” y aprenderán la importancia de
no juzgar por las apariencias.
28.
Verdorina quiere volar (Reconocemos la “v”).
Verdorina siempre ha querido alcanzar un sueño: volar. Pero es un
sueño que se le resiste. Aparte de repasar la letra “v”, este
relato les aportará una reflexión sobre cómo la generosidad nos
puede traer muchas cosas buenas, ¡incluso cumplir nuestros sueños!
LA “LL” Y LA
“Y”
17.
La llave llorona (Reconocemos la “ll”). Llanina se
encuentra una llave llorona. ¡Qué casualidad! Porque resulta que en
un valle cercano hay una iglesia que no se puede abrir porque la
llave que la abría se perdió. ¿Qué creéis que hará? Con este
relato se repasará el dígrafo “ll” y se fomentará la
curiosidad y la resolución de problemas.
31.
Yaiza y la yegua (Reconocemos la “y”). Yaiza se
encuentra una yegua atada dentro de un yate. Pronto descubrirá que
un mago la ha hechizado y que en verdad es un mayordomo. ¿Crees que
podrá volver a ser como antes? Además de repasar la “y”,
descubrirán la relevancia del respeto a los animales y a ayudar a
los demás frente a las injusticias.
LA “K” Y LA
“QU”
15.
La bruja Kuka (Reconocemos la “k”). Kuka es una bruja
muy peculiar que hará una nueva amiga. ¿Cómo lo celebrarán? Este
relato repasa la letra “k” y fomenta la amistad, el afecto y el
compañerismo.
23.
Miquito el mosquito (Reconocemos la “qu”). Miquito
está aburrido del sitio donde vive y decide explorar nuevos lugares,
aunque le hayan advertido de que puede ser peligroso. Con este relato
aprenderán a identificar correctamente la “qu” ¡y a no
desobedecer a los mayores!
LA “S” Y LA
“Z”
25.
Las sandías voladoras (Reconocemos la “s”). Con este
relato repasarán la letra “s” y aprenderán que es mejor comer
comida variada para que no le pase como al protagonista. ¿Qué será
lo que le sucede?
32.
Las zapatillas danzarinas (Reconocemos la “z”).
Zacarías crea unas zapatillas increíbles que pueden bailar ellas
solitas. Con esta historia repasarán la letra “z” y aprenderán
a tener confianza en sí mismos y a hacer las cosas con pasión.
¡Puedes hacerte con este pack AQUÍ y con la colección completa de El abecedario fantásticoaquí
o escoger cualquier letra con la que tengan dificultades y
combinarlas con otros cuentos!
El primer paso para
que los más pequeños aprendan a leer es aprender las vocales.
Es gracias a ellas y otras consonantes y vocales que podemos
configurar las sílabas. Son, por lo tanto, ese primer escaloncito
para aprender a leer las palabras y seguir con las oraciones y
frases. De su correcta adquisición depende un buen inicio en la
lectoescritura.
Las vocales
son fonemas, sonidos, que se pronuncian sin la compañía de
consonantes. Pueden constituir sílabas e incluso palabras por sí
mismas, a diferencia de las consonantes. En español tenemos
solamente cinco, pero su dominio es crucial para que los
primeros lectores interpreten correctamente las complicaciones
particulares del castellano, como diptongos o triptongos, y aprendan
a articular el resto de sonidos de forma correcta.
Para asegurarnos que
este primer eslabón de la cadena esté bien afianzado hay numerosas
estrategias, como aprender canciones, ejercicios, juegos, etc. En
este post os traemos una divertida forma de reforzar las vocales,
¡los cuentos!
¡Así es! Mediante
entretenidas historietas con personajes de lo más variopintos, en
nuestra colección El abecedario fantástico, de la
escritora Mercé Viana, se hace un recorrido por cada grafía del
abecedario, dedicando un cuento a cada letra para que, gracias
a la repetición, se afiance el dominio de cada letra de forma
individual.
La colección está
compuesta por treinta y dos cuentos, aunque hoy os traemos una
selección de vocales. Como veréis, en cada relato se aprende una de
ellas. Al texto lo acompañan preciosas ilustraciones de vivos
colores que visualizan el contenido del cuento. Al final de cada
libro se incluyen unas actividades de comprensión lectora.
Además, el texto
está escrito con dos tipografías: cursiva, con la que los
más peques empiezan a aprender a leer, e imprenta, con la que
tendrán que lidiar a medida que vayan subiendo cursos de Primaria.
La repetición de estas dos tipografías asegura una buena
adquisición de las particularidades de cada grafía para que no
confundan la “n” con la “u” o la “p” y la “q”, por
ejemplo.
Las vocales
corresponden a los tomos 1, 7, 13, 21 y 27. ¡Aquí te dejamos
una brevísima reseña de cada uno!
1.El
hada Paula (Reconocemos la “a”). En ella nos cuenta
la historia de Paula, un hada algo rebelde a la que le gustan mucho
las manzanas. Con ella, además de repasar la vocal “a”,
aprenderán a pedir las cosas “por favor” y a no tocar lo que no
es nuestro.
7.El
genio de Eleuterio (Reconocemos la “e”). Eleuterio es
un genio muy excéntrico al que le gusta coleccionar las cosas más
raras, tan raras que un día decide coleccionar sonrisas y se las
roba a todo el mundo. ¡Qué malo! Con esta historieta repasarán la
“e” y conocerán la importancia de pensar en nuestras acciones
para no hacer daño a los demás.
13.¡Plas!
¡Plis! ¡Cataplís! (Reconocemos la “i”). Irina es
una brujita que vive cerca de una aldea llamada Poqui-Poqui donde
todo es diminuto. Pensando que los enanitos querrían ser igual de
grandes que ella, los hechiza para que crezcan, ¡pero ahora ya no
caben en sus casas ni tienen para comer! Además de repasar la “i”,
los más peques podrán reflexionar sobre las consecuencias de
nuestras acciones, así como rectificar cuando nos equivocamos y
pedir perdón.
21.El
monstruo miedoso (Reconocemos la “o”). Virtuoso es un
monstruo al que todo le da miedo, pero no se puede vivir temiéndolo
todo. ¿Creéis que alguien le ayudará? Con él repasarán la “o”
y aprenderán la importancia de hacer frente a los miedos para poder
superarlos.
27.La
luna cuarto menguante (Reconocemos la “u”). Esta
lunita es muy presumida y causa celos allá donde va. Con ella
aprenderán a reconocer la “u” en multitud de posiciones dentro
de la palabra y a confiar en sí mismos a pesar del qué dirán.
¡Puedes hacerte con
la colección completa de El abecedario fantástico
aquí
o escoger cualquier letra con la que tengan dificultades y
combinarlas con otros cuentos!
Lo más importante que puede aprender
un niño o niña es, precisamente, a ser persona. La colección RATÓN BLANCO nos recuerda lo importante que es dar las gracias,
pedir las cosas por favor, disculparse y compartir. Cuatro enseñanzas
en una serie de cuatro álbumes pensados para primeros lectores,
aunque la magia de sus historias e ilustraciones la hacen
recomendable para cualquier “niño” de dos a noventa años.
Ratón
blanco cuenta con un texto sencillo y preciosos dibujos,
con los que los niños y niñas se divierten mientras trabajan las
habilidades sociales. Así, a través de cada relato, aprenden a ser
amables, solidarios, el regalo que supone la amistad y lo mucho que
merece la pena cultivarla.
Esta colección de libros se compone de
Gracias,Por
favor,¡Te
la dejo! y ¡Lo
siento!, de los que os dejamos un pequeño resumen y de
los que podéis visualizar una muestra haciendo clic en la imagen
correspondiente.