Son muchas las ocasiones en la vida diaria en las que
hacemos uso de las matemáticas. De manera básica y fundamental, pero muy
efectiva. Convirtiéndose las matemáticas en una herramienta de solucionar
problemas y superar obstáculos.
Durante nuestro
aprendizaje, las matemáticas se nos presentan como algo demasiado abstracto o
teórico. Nos resulta complicado comprenderlas y acabamos desalentados
preguntándonos ¿Para qué sirven? Con
el tiempo las apreciaremos.
Para conseguir que los niños o alumnos que se encuentran con las matemáticas las aprecien, creemos que debemos darles “responsabilidades matemáticas”
Como ejemplo un
día durante las vacaciones de navidad. Donde tendremos tiempo para convivir y
hacer cosas juntos.
El día comienza a una hora concreta. El despertador nos lo recuerda y la noche antes habremos calculado las horas necesitamos dormir para estar frescos.
A la hora del
desayuno contamos las cucharadas de cacao en polvo, quien come mas galletas o
cuantos vasos hay que lavar.
Habrá que montar
ya el árbol y el belén. ¿Cuantas piezas faltan?
Damos un paseo por la calle, que está decorada con miles de
luces. ¿Que autobús tomamos? ¿Cual es su número? ¿Cuantas paradas faltan?
Hoy comemos fuera
de casa. ¿Mesa para 3? ¿quizá 4? ¿Un entrante? ¿4 platos? ¿Sobra algo? ¿Qué se
debe?
De vuelta a casa.
Ya es tarde. ¿Cuantas horas llevamos fuera?
¿Quien se ducha primero?
Como tantas veces
sucede, lo cotidiano esconde muchos secretos y nos ayuda a transmitir lo útiles
y divertidas que son las matemáticas en compañía.
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