A diferencia de la lectura comprensiva silenciosa, que sólo beneficia al lector de forma individual, la lectura oral decodificadora adquiere su verdadero sentido cuando se lleva a cabo en un ambiente social con la intención de compartir una serie de contenidos, por lo tanto sus beneficios son colectivos.
Dentro del aula, la lectura oral persigue el objetivo de que se comprenda un texto dentro de un determinado grupo que maneja un plano académico similar.
La entonación, el volumen, las pausas o la vocalización son algunos de los elementos que van a contribuir a la mejora sustancial de la lectura en voz alta. Una lectura demasiado rápida denota inseguridad por parte de quien está leyendo. Es preferible hacer una lectura pausada para que se entienda bien el contenido expuesto, a que se pase de una palabra a otra sin diferenciar la calidad sonora, lo cual se traduce como monotonía y esto cansa al auditorio.
La lectura veloz se caracteriza por ser una lectura de claves, es decir, sólo se enfocan las palabras "fuertes" del texto eludiendo otras "no tan fuertes", y esto depende de la cultura de cada persona. Por tanto, es la lectura pausada la que propicia la comprensión lectora, ya que ayuda a esclarecer el contenido, mientras que la lectura rápida serviría mejor como refuerzo para asegurar información o confirmar un argumento.
Un niño que posee una buena comprensión lectora, probablemente practica una lectura fluida y también demuestra una buena velocidad lectora. Sin embargo, la velocidad en la lectura no implica que ésta sea comprensiva. Son procesos simultáneos que se dan naturalmente cuando cualquier lector es expuesto a distintos tipos de textos. Es posible que haya una correlación positiva entre velocidad lectora y lectura comprensiva, pero eso no implica necesariamente una relación de causalidad.
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