Buen último día de primavera, Fernando:
No me conoces, pero tenía que escribirte para darte miles de millones de gracias pues sin saber cómo (bueno sí, porque las cosas que te tienen que llegar, te llegan) me encontré con tu libro "El maestro Ciruela", y me cambió la vida.
Soy maestra de un grupo bien majo de niños multirraciales, son geniales, pero el director del colegio no lo es tanto.
Allá por el segundo trimestre, me zampé tu libro tan mágico y me quitó el miedo a los gritos, humillaciones y limitaciones que este señor se empeñaba en ponerme.
Te aseguro que gracias a tu libro, a ti, yo sí, me convencí de que no estaba sola y tuve las fuerzas para seguir disfrutando de mis niños con una sonrisa todos los días.
Muchas, muchas gracias, Fernando.
No me conoces, pero tenía que escribirte para darte miles de millones de gracias pues sin saber cómo (bueno sí, porque las cosas que te tienen que llegar, te llegan) me encontré con tu libro "El maestro Ciruela", y me cambió la vida.
Soy maestra de un grupo bien majo de niños multirraciales, son geniales, pero el director del colegio no lo es tanto.
Allá por el segundo trimestre, me zampé tu libro tan mágico y me quitó el miedo a los gritos, humillaciones y limitaciones que este señor se empeñaba en ponerme.
Te aseguro que gracias a tu libro, a ti, yo sí, me convencí de que no estaba sola y tuve las fuerzas para seguir disfrutando de mis niños con una sonrisa todos los días.
Muchas, muchas gracias, Fernando.
¡Qué orgullo, Fernando!, y sobre todo qué alegría! cuando recibí tu correo.
Yo también, como esas maestras colombianas de que me has hablado, fundaría un Club de "El maestro Ciruela", en el que todas las personas implicadas en la enseñanza, aprenderían y descubrirían la mejor forma de enseñar: escuchando a los niños y viviendo con experiencias y anécdotas los contenidos. Y cómo no, con optimismo y dulzura.
Bueno, ya estamos en verano y hay que llenarse de otras vivencias, pero reconozco que el director me ha marcado. Si no hubiera sido por tu libro, estaría hundida. Al final, te das cuenta de que hay que hacer las cosas porque te vienen de dentro con el sólo fin de satisfacerte, pues si no, corres el riesgo de desesperar.
En fin, siempre te puedes curar con un buen cuento, de esos mágicos que te cambian por dentro para irradiar por fuera.
Ya sabes que este curso he estado en un colegio frente al maravilloso mar, que también llena mucho. Y al ser interina voy de aquí para allá con mi furgoneta y un montón de cuentos. A veces por aquí, y otras, en lejanas escuelas de otros pueblos, ciudades, campos o incluso calles de otros países muy diferentes a éste y tremendamente maravillosos.
Por supuesto que te doy la licencia de compartir estas cartas, y más sabiendo que te despiertan felicidad, y quién sabe si así, tú u otros, os inspiraréis para escribir más historias, con la confianza de que, si están escritas con el corazón, podéis cambiar a los lectores, y esos lectores a sus alumnos y esos alumnos... ¡al mundo entero!
Para mí sería un honor, un placer y un privilegio que el azar me permitiera dar las gracias en persona a la persona que, de manera tan bella, me hizo recobrar la energía y la confianza frente a un pobre hombre déspota y miserable. Y que los ganadores de la batalla hayan sido los niños, las familias y el que haya aprendido algo de todo este meollo.
Gracias por el abrazo, por tus letras tan cercanas y bonitas. Me llenas de alegría y entusiasmo.
Espero poder seguir descubriéndote este verano en más historias acirueladas.
Enhorabuena Fernando, por haber servido de bálsamo a esta compañera que tuvo la mala suerte de tener un director que no sabía lo que era la pedagogía.Yo no tuve la suerte de leer tu libro mientras estuve ejerciendo, pero ahora, aunque estoy jubilada te prometo que lo leeré.
ResponderEliminarUn saludo.
Conchita.
Gracias, Conchita. Espero que te guste.
EliminarUn saludo
Fernando Almena
A mi personalmente este libro me gusta mucho. Ensalza la profesión del profesor, habla del amor por la educación, de cómo el maestro se implica en la vida del alumnado y le enseña, a parte de conocimientos, a ser mejor persona. En los tiempos que corren, en los que se ha perdido por parte de los padres y del alumnado el respeto hacia la figura del profesor, me parece un libro magnífico!
ResponderEliminarEnhorabuena.
Agradezco, Mayte, tu comentario.
EliminarUn afectuoso saludo
Fernando
Afortunadamente, este libro sirvió de ayuda a la profesora que enviaba las cartas al autor; es impresionante el poder que puede llegar a tener la palabra escrita.
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestras aportaciones Conchita, Maite.
Queremos compartir una dirección de RTVE, en el que dan información sobre El maestro Ciruela en el apartado de niños.
ResponderEliminarhttp://www.rtve.es/m/alacarta/videos/pagina-2/pagina-2-mini-club-lectura-maestro-ciruela/1359119/?media=tve
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarBuenos ejemplos
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