Padres
y profesores somos
conscientes de la importancia que tiene que nuestros hijos
comprendan lo que leen, porque el texto escrito, a pesar de estar
inmersos en la cultura de la imagen, se le sigue considerando la
fuente de información y de formación básicas.
Los
últimos estudios empíricos sobre la lectura
nos demuestran que la
escasa competencia comprensiva es uno de los factores que determinan
el fracaso escolar. Por
lo tanto, es lógico que la preocupación por aumentar la capacidad
comprensiva de nuestros chicos y chicas sea una constante en los
últimos años.
La
comprensión, tal y como se concibe actualmente, es un proceso a
través del cual el lector elabora un significado en su interacción
con el texto. El lector, cuando se enfrenta a un texto, lo hace como
sujeto que tiene unas experiencias acumuladas y, por lo tanto, un
conocimiento determinado. Este conocimiento que posee entra en juego
a medida que decodifica el texto. La interacción que surge entre
lector-texto es el fundamento de la comprensiónlectora. Es decir, en
cualquier proceso de comprensión no es suficiente con el
reconocimiento gráfico y semántico de las palabras.
El lector, además relaciona la información que ya posee con la
nueva información. Consecuentemente, cuanta menos información se
posea del texto que se ha de abordar, encontrará mayor dificultad
para abordarlo.
En
la actualidad, la
lectura
no tiene el carácter mecánico y pasivo que tuvo en otros tiempos.
Los grandes estudiosos del tema están de acuerdo en afirmar que el
proceso lector tiene un carácter activo, propio de los procesos
cognitivos más elevados. La capacidad de razonamiento, los
conocimientos previos o la memorización, entre otras, son
habilidades cognitivas que intervienen en el proceso lector. Por lo
tanto, desarrollar el hábito lector implica desarrollarse
cognitivamente.
Este
desarrollo cognitivo y personal lo pueden adquirir a través de la
lectura ya que a través de la misma:
- Se adquiere vocabulario. El niño, mediante sus lecturas, aprende no sólo nuevo vocabulario sino también a utilizarlo adecuadamente en los diferentes contextos lingüísticos, mejorando de ese modo su competencia comunicativa.
- Se adquieren nuevas estructuras sintácticas. Tengamos en cuenta que la procedencia sociocultural del alumnado puede determinar su propia expresión. En esta línea, la lectura puede actuar de mecanismo compensador en su situación lingüística y comunicativa.
- Se adquieren nuevos conocimientos geográficos, históricos, culturales…, estimulando, de ese modo, la curiosidad intelectual y el propio razonamiento.
- Se desarrolla la imaginación y la creatividad.
Todo
esto nos lleva a afirmar que los que hagan de la lectura una
actividad cotidiana estarán ayudándose a aumentar su desarrollo
intelectual, académico y lúdico.
Mercé Viana
Mercé Viana
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